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| Astronauta Jorge. Un día como hoy, 7 de agosto, pero de 1945, en plena mitad de la mal llamada Era de Trujillo, nací, en el municipio de Jarabacoa, República Dominicana. De ese acontecimiento hace hoy 76 años y siento que sigo siendo aquel niño que jugó en ese mi querido pueblo, debajo del samán que ya para esa época era viejo y aún se mantiene en pie en la parte central del parque de Jarabacoa. La vida me llevó por distintos caminos durante mi niñez y mi primera juventud, de hecho viví en Las Animas, Jumunuco, Jarabacoa, un campo que para la época era sumamente atrasado; a Tireo, en Constanza, a vivir en una casa donde había un aserradero; en la Capital, circunstancialmente, en varios períodos de vacaciones de los alumnos. Ya jovencito, con 11 años de edad, me llevaron a vivir a Guazumal, Tamboril, de la provincia Santiago, donde terminé no solo mi secundaria, sino de formarme como todo un joven; más tarde, cuando corría el primer lustro de los años 60 fui a vivir a Puerto Plata, ciudad donde aprendí a trabajar en una oficina y donde conocí a la mujer que ya me acompaña en la vida matrimonial por 50 años, amén de los 7 de amores. En la mitad de esa década vine a vivir a la Capital, Distrito Nacional, donde he permanecido hasta hoy y donde me he formado profesionalmente. Aquí terminará mi vida algún día de los por venir, pero la dejaré con un mensaje claro de honestidad, laboriosidad, sin rencores, ni odios a nadie y con mi conciencia en total paz. Hoy, en esos mis 76 años, soy un hombre apoyado por la familia que he procreado con mi esposa, tres hijas hermosas e inteligentes, que vuelan alto con sus conocimientos, herencia que es la única que les estoy dejando. Jorge Antonio Hernández |
